Matemáticas en el campo de golf
¿Juega al golf pero no le gustan las matemáticas? Eso podría ser un error, porque muchas decisiones en el campo de golf no deben salir sólo de las tripas, sino que deben tomarse en función de las probabilidades de éxito.
Muchas decisiones tácticas, tanto para principiantes como para golfistas experimentados, implican un cálculo de los riesgos y las posibilidades de éxito de los golpes. Por ejemplo, la situación con un dogleg, donde la calle se dobla a la derecha o a la izquierda en un ángulo de 90 grados, es llamativa. Si la bola está demasiado cerca del green antes de la vuelta para jugar por encima, tiene la opción de arriesgar directamente o jugar un golpe corto para colocar la bola de forma que se pueda jugar el green sin obstáculo. En esta situación, hay que tener en cuenta si se puede salvar un ictus tomando la arriesgada ruta directa y lo alto que sería el riesgo de un despiste con las correspondientes consecuencias.
Esto significa para esta posición de partida con un jugador de handicap en el rango medio con una tasa media de éxito del 75 por ciento con tales tiros difíciles también una posibilidad de un cuarto que la bola no llega al green como se desea. La consecuencia, en el caso negativo, sería una o dos brazadas adicionales para salir del rough.

En cambio, la probabilidad de salvar un ictus en comparación con la opción segura con los desvíos es sólo del 30%. Esto se debe a que, debido a la sencilla colocación con la versión alternativa, se puede jugar al green sin problemas, por lo que hay más posibilidades para el putt que con la versión de riesgo.
Si un jugador de este nivel de juego tiene en cuenta estas consideraciones a la hora de elegir su golpe, debe llegar a la conclusión de que sólo el camino seguro aporta ventajas. Por supuesto, muchos golfistas deciden espontáneamente según su instinto, que también incluye su autoconfianza actual y la sensación de swing. Si un jugador está muy seguro de poder colocar bien el tiro para desmarcarse de la competencia, la variante más agresiva también puede tener sentido en casos excepcionales.
Sin embargo, para aumentar la calidad de todo el juego, tiene sentido incluir conscientemente los valores de probabilidad de los posibles golpes. Lo decisivo no es la ejecución de buenas variaciones individuales de golpe, sino la frecuencia estadística de acciones exitosas y putts embocados. Por lo tanto, evitar los riesgos, es decir, en última instancia las matemáticas en el campo de golf, es un requisito importante para un juego estratégicamente exitoso.